Hace unas semanas, asistimos parte del claustro a un evento organizado por JugariJugar donde había conferencias, talleres y muuuuchos materiales. La primera charla la daba Anna Carballo, sobre neurociencia. Estaba claro que esa no me la perdía, primero por ser uno de mis temas favoritos y segundo por ampliar horizontes en cuanto a referentes (y reconozco que el hecho de que fuera una mujer me daba aún más ganas).
Anna Carballo
Neurociencia y Educación: ¿realidad o ficción?
¿Podemos asegurar que se pueden aplicar los conocimientos neurocientíficos en el aula para justificar el diseño de nuestra práctica pedagógica? ¿Será la neuroeducación solo una nueva moda educativa? ¿O acabará aportando un cambio significativo en la mirada de maestras y docentes?
Os dejo la transcripción de los apuntes que tomé en la charla. 🔽
Parece que la neuro lo tiene que arreglar todo, no es así. La neurociencia es una disciplina que pone en común pedagogía-psicología-Neurociencia.
Apoyadas en la neurociencia podemos diseñar prácticas educativas más ajustadas. Se empezó a publicar cosas sobre neurociencia en 2013, pero ya hay estudios sobre el tema desde los años 60.
La mayoría de docentes se acercan a la neurociencia por curiosidad o para buscar información para mejorar. Al final aplicamos cosas que ya decía la psicología cognitiva y otras disciplinas, pero ahora, desde que lo dice la neuro, nos sentimos con más seguridad y autoridad para hacerlo.
Es muy difícil aplicar lo que dice la neuro en el campo educativo porque hacerlo es una cosa mucho más amplia, complicada y porque en los estudios no intervienen maestros, se hacen en el laboratorio. En la vida real hay un montón de variables; barreras metodológicas, teóricas y de lenguaje.
Neuromitos
Los neuromitos son una de las cosas que más le preocupan a Anna. Son creencias falsas sobre el funcionamiento del cerebro, que de tanto ser repetidas, la sociedad acaba aceptando como buenas, a pesar de que la ciencia ha demostrado que son falsas o equívocas. En el campo de la educación puede pasar que se programe o diseñe una intervención con base en estas creencias. Aquí podéis ver un estudio que se hizo entre maestros sobre el conocimiento que tenían de algunos de los neuromitos más frecuentes.
Un truco para aprender a ser críticas con todo el boom de la información que lleve el nombre neurociencia es que, si leemos cosas simplificadas sobre el cerebro, dudemos.
Ejemplos de neuromitos más frecuentes:
- Utilizamos el 10% de nuestro cerebro: Nuestro cerebro está 100% optimizado. Es completamente falso que solo utilicemos el 10% de este.
- Inteligencias múltiples o estilos de aprendizaje : Que un niño o niña es más de una inteligencia que de otra no es cierto. Lo que sí es cierto es que la diversidad de modalidades sensoriales mejora el aprendizaje.
- Brain Gym: Dicen que tienen estudios científicos, pero si vas a los estudios, los han hecho ellos, por lo tanto, hay conflicto de intereses.
- Hemisferio derecho es el de la creatividad y la izquierda el analítico: No es cierto. Todas hemos visto esas imágenes de un lateral gris y otro lleno de los colores del arcoíris. Sí, es cierto que hay cierta lateralidad de funciones, pero el cerebro trabaja en global, de hecho, se ha demostrado que las personas más creativas son las que tienen más conexiones interhemisferio. La creatividad requiere TIEMPO, y dejar hacer “chup chup”.
Anna dice (con toda la razón) que hay algo que no podemos negar: La neurociencia es sexy y vende. De hecho, este efecto seductor de la neurociencia se llama Neurofília.
Nos pone el ejemplo de un estudio que se hizo con artículos no reales con 3 grupos de personas. Esas personas sabían que los estudios eran ficticios.
1º grupo: Leía el artículo
2º grupo: leía el mismo artículo acompañado de un gráfico de barras
3º grupo: leía el mismo artículo acompañado de un gráfico de barras y una neuroimagen (un cerebrito o alguna cosa así).
Al acabar les preguntaron cuánto de verdadero creían que era el artículo, el 3º grupo es el que más se lo creyó, el del cerebrito.
Esto nos lo explica para hacernos conscientes de lo vulnerables que somos y para que aprendamos a ser críticas.
Nos habla del ejemplo del famoso Baby Einstein que se sabe, con evidencia científica, que es un método que no funciona. ¡Pero alerta! No solo no funciona, sino que es contraproducente. Los niños y niñas que no habían sido expuestos a pantallas, estaban mejor que los que se habían entrenado con Baby Einstein. De hecho, en EE. UU., tuvieron que pagar unas indemnizaciones millonarias cuando se probó este hecho.
Para ayudarnos en esta tarea, Harvard ha creado la guía “Understanding the role of neuroscience in Brain based products. A guide for educators and consumers”
El papel del docente
La neurociencia puede apoyar cosas que ya hacíamos o que queremos hacer.
Uno de los neuromitos famoso es sobre el tiempo de atención de los niños y niñas. Se habla que si a cierta edad son 10 minutos o 20 o 1 minuto por año… La evidencia nos está demostrando que esto es relativo, y que básicamente uno de los factores clave para determinar esto es el papel del docente.
Si la persona que tienes delante está motivada y se muestra apasionada, “on fire” como diríamos y la clase está enganchada, tira millas. Si, en cambio, es una persona que viene y se dedica a impartir la materia, sí que tiene sentido parar.
Es increíble que todavía hoy en día muchas escuelas siguen pretendiendo que todo el alumnado aprenda, haga, produzca lo mismo. Esto no hace falta que lo diga la neurociencia, ¡esto ya lo decía Vigotsky en el 1977! Tenemos que ir hacia la personalización del aprendizaje, entender que no todo el mundo aprende lo mismo asistiendo a la misma charla o clase, cada cual se va con una realidad diferente.
Ventanas de entrada
Una cosa que sabemos bien es que el aprendizaje de la lectura NO CADUCA. Si una persona aprende a leer a los 40 años irá más lenta, pero sabemos que neuronalmente hará exactamente los mismos procesos que un niño o niña.
Otra cosa que sabemos fehacientemente es que tienen que ser perfectos hablantes para EMPEZAR a leer. Esto es una cosa que sabemos y que está superestudiada y supercomprobada.
El contacto con la naturaleza es básico también para un buen aprendizaje, por eso cada vez más escuelas van por aquí, y de ahí la transformación de patios en muchas de ellas.
Las funciones ejecutivas. Si le dijeran a que se tiene que dedicar el tiempo de la escuela, diría que a entrenar estas funciones, puesto que son las que necesitaremos para la vida. En la vida tendremos que tomar decisiones y resolver problemas, si entrenamos estas funciones serán capaces de hacerlo.
Aprendizaje y memoria
El cerebro no aprende solo de una manera. La escuela suele preocuparse solo (o en gran medida) de la memoria explícita que es la que se almacena en la corteza y se olvida si no la revisitamos. Nos pone el ejemplo de las guerras púnicas.
La memoria implícita o procedimental es la que nos hace hacer las cosas competencialmente. Se aprende HACIENDO. Por ejemplo, cuando conducimos entra en juego la memoria implícita procedimental.
La memoria implícita emocional. Esta está en marcha constantemente. Tenemos vivencias y pensamos: me da miedo, me gusta, no me interesa. Lo que es más significativo lo guardamos. Si como estudiante, cada vez me encuentro con el fracaso, no tendré ganas de seguir intentándolo. De aquí la importancia de proporcionar ocasiones de éxito a todo el alumnado. Muchas veces no recordamos que nos ha enseñado un profe, sino como nos ha hecho sentir.
Para resumir, podemos decir que los aprendizajes cuanto más globales y más conexiones se hagan, mejor.
Espero que te haya sido útil, a mí me encantó escuchar a Anna. Su manera de divulgar y de informar hizo que estuviera todo el rato apuntando y con la boca abierta.
0 comentarios