¿Nos hemos parado a pensar alguna vez qué, cómo y porqué enseñamos a nuestros alumnos de esta manera? Parece ser que los tiempos cambian de manera abismal pero nosotros, y me incluyo, estamos estancados y funcionamos de igual (o de manera parecida) que hace años.

Sí, la tradición es una cosa, y en mi defensa diré que es necesario y muy bueno transmitir tradiciones de generación en generación pero la cuestión va mucho más allá: ¿Con qué sentido hacemos todo esto? ¿Realmente hacemos las cosas porque queremos hacerlas así o bien porque estamos acostumbrados y por nuestra propia comodidad? Como bien indico en el titulo, el mundo cambia y por ello debemos preparar a nuestros alumnos para que puedan convivir en este mundo en constante evolución.

Nos escandalizamos con el fracaso escolar pero por otra lado, tampoco innovamos para que nuestros alumnos estén motivados por todo aquello que aprenden. Os lanzo un reto: busquemos y prepararemos actividades que tengan que ver con los conocimientos previos de nuestros alumnos y con sus experiencias reales y veremos como el grado de motivación mejora en grandes porcentajes.De nada sirve explicarles lo que es un mercado si no pueden verlo con sus propios ojos, tampoco aprenderán lo que es un microscopio y para qué sirve si no dejamos que ellos lo utilicen y tampoco entenderán el valor de las matemáticas con descontextualizados problemas de cálculo imposibles de trasladar a la vida real.Y por no hablar de las materias que se repetían una y otra vez año tras año sin una finalidad marcada, como los famosos tiempos verbales en inglés.

Sí, es hora de cambiar y debemos hacerlo nosotros, los maestros. Dejemos de culpar a currículos, a los centros o a los equipos directivos y empecemos por cambiar nosotros mismos. Innovemos, investiguemos y no tengamos miedo. ¿Os apuntáis?