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Educar en la naturaleza

Ene 21, 2023 | Blog, Experiencias

El post de hoy no lo escribimos nosotras. Hoy le hacemos un hueco a Helena, maestra de infantil, primaria, psicopedagoga y por qué no decirlo, amiga nuestra. Hace unos días hablaba con ella de que me estaba encantando el libro de Heike Freire “Educar en verde” y que quería escribir sobre el tema en el blog, ya que además es uno de los pilares del proyecto de dirección de mi cole.  

Entonces ella me empezó a contar todo lo que había leído, la formación que hizo y el proyecto que llevó a cabo (que por cierto lo puso en su programación de opos y aunque no lo eligió para defender el tribunal le pidió si lo podía explicar) y vi claramente que lo mejor que podía hacer era pedirle a ella que hiciera un post sobre el tema. Así que no me enrollo más y os dejo con Helena Salvador. 

“En 14 años que llevo de maestra de infantil y primaria y creo que una de las experiencias más enriquecedoras que he vivido como tal ha sido la de poder ir a la naturaleza con mi alumnado. De hecho, dicen que los recuerdos más felices que tenemos de nuestra infancia son los que ocurrieron en la naturaleza. 

Hace casi 3 años, el estudio de las oposiciones se vio acompañado por la pandemia y allí tuve tiempo de estar sola, formarme, leer, y darme cuenta de que, como bien dice Richard Louv, tenemos “síndrome por déficit de naturaleza”. Louv es un autor superrecomendado si os interesa este tema, Os sugiero la lectura de su libro Los últimos niños del bosque (Capitán Swing), así  como entrevistas que le han hecho y podéis encontrar por internet. No podemos negar que la tecnología vino para quedarse y nos facilita el día a día, pero la naturaleza está ahí fuera aportándonos más de lo que nos imaginamos y no le estamos haciendo caso. 

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Es por eso que, aprovechando que entonces trabajaba en una escuela pública de Barcelona que se encuentra prácticamente en medio de la montaña, el ciclo de infantil nos propusimos adentrarnos en este mundo de educar en la naturaleza. Para ello nos formamos en Escuelas de Bosque con Pas d’Infant, un equipo de formación y asesoramiento en educación especializado en dirección y coordinación pedagógica de escuelas de bosque, que aunque ya no existe como tal, estaba coordinado por María Castellana Y Vicky Mateu, las cuales siguen haciendo formaciones de manera individual y quizás os suenen por formar parte del equipo del Caiev (Centre d’Assessorament i Investigació d’Educació Viva).  

Con su curso, ellas nos abrieron las puertas a las posibilidades que nos ofrecía nuestro entorno, haciendo de la naturaleza nuestra aula. A partir de ahí, como equipo, decidimos incorporar las salidas al bosque una vez por semana durante toda la mañana, cada grupo un día distinto, incorporando la experiencia en nuestro horario y en nuestra pedagogía.  

Éramos muy conscientes del hecho de que salir con regularidad hace que las criaturas conecten y comprendan mejor las herramientas que tienen para desarrollarse y explorar. También es muy importante que los adultos acompañantes conozcan muy bien el terreno, que se aseguren de que tendrán cobertura en el móvil en todo momento, y de que llevan un buen equipamiento, lo cual nos asegurará una buena experiencia. Este equipamiento variará dependiendo de la estación del año y la meteorología. Así pues, adultos y peques deberán llevar ropa y zapatillas cómodas, así como mochila con comida y agua. Antes de empezar cada salida también evaluaremos los riesgos posibles, y observaremos a los niños y niñas para que asuman una gestión de riesgos autónoma. 

Desde el inicio de nuestra aventura, las salidas a la naturaleza fueron maravillosas. Aunque el barrio está rodeado por el bosque, las familias nos decían que nunca habían ido a descubrirlo, así que sus hijos e hijas no lo conocían apenas y era todo nuevo para ellos. Los primeros días con mi grupo de I4 (infantil 4) fueron de absoluto caos: las criaturas se caían continuamente, no tenían control sobre su cuerpo ni sobre las distancias con el suelo, no estaban acostumbrados a caminar por un terreno irregular. Salieron a la luz muchos miedos, lloraban, les costaba confiar en ellos mismos y pedían una mano adulta para poder avanzar. Sinceramente, pensábamos que nos habíamos equivocado con la propuesta.  

Aun así, decidimos seguir, y con todo el mimo y amor del mundo, les dimos la posibilidad de poco a poco confiar y sentirse en su propio hábitat, viviendo los riesgos de manera controlada. En dos meses casi todas las criaturas habían incorporado nuevas habilidades y seguridad para poder disfrutar de lo que nos ofrece la naturaleza. Lo que más nos llamó la atención fue cómo se ayudaban entre ellos y ellas, como se llegaban a conocer, y se buscaban para según qué árbol subir o qué rampa bajar, para darse la mano, darse ánimos, ayudarse si se caían… Fue increíble ver todos estos cambios en tan poco tiempo. 

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Me encantaría hablar de las familias y el cambio que también vimos en ellas. Al  inicio no les hizo mucha gracia que fuéramos semanalmente al bosque, sobre todo que llegaran tan sucios, y tuvimos que hacer mucha pedagogía para que vieran que era muy enriquecedor para sus hijas e hijos. A medida que avanzaba el curso se fueron animando, algunos días les invitamos a acompañarnos, y en el tercer trimestre incluso nos contaban que por las tardes sus peques les llevaban al bosque a enseñarles nuevos caminos y juegos que habían aprendido, y ya habían asumido que cuanto más sucios volvían, mejor se lo habrían pasado y más habrían aprendido”.

¿Por qué es necesario estar en contacto con la naturaleza? 

La naturaleza ayuda a las niñas y niños a sentirse ubicadas en el espacio-tiempo, les aporta salud y bienestar, y las vivencias regulares fomentan valores, sensibilidad, y una ética para un futuro sostenible. De la naturaleza podemos obtener muchos aprendizajes: desde el respeto por los seres vivos que viven en ella, hasta habilidades cooperativas, autorregulación, desarrollo de la autoestima, conocimiento del entorno y sus características, desarrollo de los sentidos, la autonomía, la curiosidad, los riesgos controlados, la creatividad, el juego libre, la motricidad, el silencio, el lenguaje, la pertenencia al grupo, e infinitas cosas más que deben estar presentes en la vida de nuestras criaturas.  

Es importante que podamos estar en la naturaleza tanto activa como pasivamente. Tanto poder hacer y aprender dentro de ella, como poder hacer una pausa, respirar y entrar en el mundo real, utilizando los sentidos para aprender de ella, haciendo uso de la pedagogía del caracol, observando lentamente y con calma lo que sucede a nuestro alrededor. 

Pero salir con el alumnado a la naturaleza no se trata solo de salir, correr y jugar, sino que debe haber un proyecto pedagógico sólido detrás, con sus objetivos claros, los criterios e indicadores de evaluación, los contenidos o saberes que queremos que aprendan, la evaluación… Así pues, es necesario que como equipo se construya una secuenciación de propuestas y sesiones a realizar en el exterior, que den sentido a su descubrimiento y a la vuelta dentro del aula. De la misma manera, es superimportante que haya cierta continuidad en el resto de ciclos de la escuela. Es por ello que el equipo directivo tiene que estar de acuerdo con el proyecto y hay que hacer coordinaciones con las comunidades o ciclos, de manera que lo incorporen en su horario y tenga sentido todo el trabajo hecho cuando son pequeños. 

¿Cómo es una sesión en la naturaleza? 

Las sesiones en el exterior siguen todas la misma metodología: nada más llegar a la escuela, en círculo, nos repartimos el material a llevar en esa sesión: libros y guías, cuerdas, cajas, papel, pinceles, lupas… Repartir y observar el material también nos sirve para que puedan imaginar qué haremos ese día, así como para que cada criatura se responsabilice del material que lleva durante toda la salida y tomen decisiones acordes a lo que están dispuestos o pueden hacer ese día: yo hoy tengo que coger algo pequeño porque mi mochila es pequeña, yo puedo ayudar a una compañera que tiene poco espacio, yo no quiero llevar lupas que me da miedo romperlas… 

Luego saldremos hacia el bosque caminando todas juntas, con la única norma de que debe ir una adulta detrás y otra delante, y de que no podemos irnos del “pelotón”. No hará falta hacer fila si cada uno y una se responsabiliza de caminar en grupo. Cuando llegamos al campamento base (así llamaremos al emplazamiento que sirve de punto de referencia y donde dejamos los objetos personales y material) hacemos un círculo en el suelo y desayunamos, recordando las 3 normas básicas que seguiremos en todo momento:

  • Cuidar de mí
  • Cuidar de los demás
  • Cuidar del entorno

Son tres normas que también seguimos en clase, las integran muy fácilmente y engloban muy bien los valores que queremos transmitir. A continuación hablamos de lo que haremos durante la mañana según el material que vean que hemos cogido y haremos un rato de exploración libre del terreno hasta llegar al lugar donde llevaremos a cabo la sesión. Al finalizar la mañana haremos otro círculo para reflexionar sobre cómo ha ido el día, muy importante para hacer un cierre y tomar conciencia de lo que ha sucedido. 

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Durante las salidas hay ratos de juego libre con varias propuestas, sobre todo durante el primer trimestre, ya que tienen que explorar el entorno y coger confianza. Nosotras ponemos, en el mismo campamento base, un rincón con guías y cuentos de bosque, otro con material para la motricidad gruesa, y otro rincón de exploración y arte con lupas, lanas, rotuladores, papel…

A medida que avanza el curso y el alumnado se siente más cómodo, vamos a ir proponiendo actividades más guiadas, aprovechando lo que nos ofrece la naturaleza para introducir nuevos conceptos, por ejemplo partir de las estaciones, de tal manera que los niños y niñas pudieran aprender al momento con lo que sus sentidos captaran: olores, sensaciones, sonidos, colores, texturas… De cada estación buscamos elementos característicos, así como cuentos y canciones que nos ayudan a entenderlas mejor.  

Algunos días los dedicábamos a actividades artísticas, incorporando nuevas técnicas con elementos naturales (pintura, frottage, dibujo…), otros días a buscar rastros de animales (agujeros, madrigueras…), hacíamos cabañas con troncos y palos, juegos de confianza, otros días hacíamos ciencia trabajando la flotabilidad de objetos en el agua, encontramos una cueva y nos preparamos para entrar (quién quisiera), y un largo etcétera. 

A la vez había algunos elementos que llevábamos frecuentemente: cajas de cartón o de fruta, cuerdas, telas… Como veis, son objetos que cobran sentido si los juntamos todos en un entorno, con árboles y arbustos, convirtiéndose en cabañas, casas, columpios, trenes e infinidad de construcciones más. 

El rol de la persona adulta

No nos olvidemos de la importancia de remarcar el papel de las personas adultas que acompañan durante las salidas a la naturaleza. Estas son las que velan por la seguridad, el bienestar y el desarrollo del alumnado, el  entorno y el suyo propio. Estas personas solamente intervendrán cuando alguno de estos tres factores se vean comprometidos, dándoles amor y confianza, espacio y tiempo. Esto va desde el recuento regular de criaturas a evaluaciones dinámicas de riesgos, pasando por ofrecerles ayuda si la necesitan o la piden (no siempre estará indicado ayudarles, a veces saben salir ellos solos de una situación de “riesgo” y eso es mejor para su autoestima y autoconcepto), hacer fotografías y vídeos para crear una buena documentación para compartir con la comunidad educativa y tomar evidencias en la libreta para la posterior evaluación de procesos tanto individuales como en grupo.  

Recursos para iniciarse 

Para terminar, me gustaría hacer hincapié en los recursos y materiales que se pueden utilizar si os decidís a salir a la naturaleza y disfrutar de todo lo que vais a vivir allí.

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En cuanto a las guías de bosque o trípticos prácticos, existen varias colecciones muy bien de precio que les encantan y que son muy útiles para seguir rastros de animales y plantas. Os dejo los enlaces a continuación. Veréis que son en catalán porque son las que usábamos en el cole, pero estoy segura de que os valen y de que existen guías equivalentes y prácticas en castellano. 

En la web del Parque Natural de Collserola, la montaña de la que disfrutamos los de Barcelona y alrededores, encontraréis recursos, documentos, mochilas y baúles de descubrimiento que se pueden pedir

En Instagram encontraréis muchas páginas hablan de la educación en la naturaleza, así como algunas escuelas bosque, para que os hagáis una idea del día a día de los centros que trabajan siempre en el exterior: 

Espero que os hayan entrado muchas ganas de aventuraros en la naturaleza con vuestro alumnado, ¡os animo a probarlo y a disfrutar de todo lo que nos ofrece! 

“Necesitamos amor feroz, un profundo apego emocional a la naturaleza que nos rodea y una esperanza imaginativa para describir un futuro digno de ser creado” 

Richard Louv. 

Un abrazo

Helena Salvador

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