Podríamos decir que la educación emocional es aprender a tomar conciencia de las propias emociones y de las de los demás y la capacidad para gestionarlas. Es fácil dar una definición más o menos correcta pero demos un paso más, ¿Se toma conciencia de su importancia en las aulas?
La idea de este post no es tan sólo hablar sobre qué es la educación emocional en sí sino también de qué manera podemos trabajarla en el aula y conseguir, aunque sólo sea un poquito, que todos juntos tomemos conciencia de la importancia de expresar emociones ya desde pequeños.
Año tras año hacemos hincapié en transmitir conceptos y conocimientos de manera repetitiva como si fuera primordial y la única función de la escuela. Sin embargo, tales conocimientos están al alcance de todo el mundo, por tanto, la educación debe ir mucho más allá. De nada sirve “machacar” a conocimientos al alumno que tenemos delante sin saber qué siente, qué le sucede, qué piensa… al fin y al cabo deberíamos asegurarnos de que nuestro alumno sea feliz, consigo mismo y con su entorno.
Tampoco nos ha ayudado “reprimir” nuestras emociones como nos han enseñado que debemos hacer. Pensemos un momento cuántas veces hemos dicho a nuestros alumnos o hijos “¡No llores!” ¿Acaso no es bueno llorar si estamos tristes o nos ha pasado algo?
Me gustaría adjuntar un breve documental que define muy bien esta necesidad emocional en las aulas de hoy en día. Por suerte, cada vez son más las escuelas que tienen en cuenta las emociones de nuestros peques. De la mano de una profesora del colegio Sagrada Familia de Gavá nos adentramos en el mundo de las emociones. Cada mañana permite a sus alumnos expresar con total libertad cómo se sienten e ir aprendiendo a poner nombre a la emoción. Además con la ayuda de la tortuga aprenden a auto gestionarse de manera divertida. ¡Espero que os guste!:
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Recuerdo perfectamente el año pasado cuando asistimos a un curso de emociones y resolución de conflictos impartido por Francesc Sedó (¡Un auténtico genio!) en el cual nos mostró imágenes diversas y nos pidió que apuntásemos qué nos sugería aquello que veíamos. Después, nos hizo dividirnos por grupos para poner en común nuestras anotaciones. Nos sorprendimos de la gran variedad de emociones que desprendía una misma imagen. Lo que a algunos les despertaba alegría a otros tristeza, lo que para algunos significaba diversión, para otros les despertaba ira o rabia etc. En tan sólo unos minutos Francesc nos dió una gran lección que, al menos a mi, me ha ayudado mucho con el trato a mis alumnos. ¿Por qué nos empeñamos en hacer sentir lo mismo que nosotros a nuestros alumnos e hijos? ¿Quién juzga que algo es bonito o que algo transmite tristeza? ¿Acaso no estamos ante seres libres y únicos? ¡Respetémoslos! ¡Dejemos que sean sus emociones las que expresen!
Por este motivo, os proponngo alguna idea que podéis aplicar tanto en casa como en el colegio. ¡Ahí van!
- Asamblea: Sería bueno dedicar un tiempo a que ellos puedan expresar cómo se sienten (si quieren) ante sus compañeros para ir definiendo y poniendo nombre a su emoción y buscar soluciones conjuntas a aquello que les sucede. Existen miles de maneras de presentar las emociones; ya sea con iconos, con imágenes reales o mascotas ¡Cualquier forma es buena! ¡Hasta podemos hacer un libro en el que aparezcan ellos expresando diferentes emociones!
- Caja de las emociones: ¿Qué sentimos? ¿Todos sentimos lo mismo? Como ya he dicho anteriormente, ante un mismo estímulo , las reacciones pueden ser muy diversas. Dentro de la caja de las emociones podemos colocar cartas con diferentes acciones (Un niño que va en bici, otro que come una pizza…) e irnos pasando la caja para que nuestros alumnos (o hijos) escojan una y expresen qué les hace sentir a ellos. ¡Es bueno que experimenten que todos sentimos cosas diferentes!
- Las gafas de las emociones: ¿Y si empatizamos con los demás? Es fundamental conocer aquello que sentimos pero no debemos olvidar que convivimos con otras personas las cuales también tienen emociones. Una buena manera de trabajar la empatía es utilizando “las gafas mágicas”. Podemos ponernos las gafas de la tristeza, del miedo, de la alegría.. ¡Hay tantas cómo emociones! Y así experimentar cómo se sienten los demás y, también, qué podemos hacer para ayudarnos los unos a los otros.
- Maleta de las palabras bonitas: no está de más que, de vez en cuando, te digan algo bonito para alégrate un poco más el día y por ello podríamos crear esta fantástica maleta cargada de sentimientos. Tanto si estamos en clase como en casa podríamos abrirla y sacar palabras o cartas que expresen algo bonito y se las queramos entregar a alguien.
- Rincón de la calma: Tampoco está de más tener un rincón adaptado para relajarse o hasta “evadirse” cuando sea necesario. En ningún caso debe ser un “castigo” sino más bien todo lo contrario, un especio en el cual puedan desconectar y hacer un parón para tranquilizarse. Eso sí, debe ser un espacio atractivo y cómodo para que este “relax”sea posible .
Y para terminar… no puedo evitar recomendar algún cuento muy interesante y apropiado para trabajar las emociones tanto en casa como en el cole.
Para empezar, el ebook “Dinámicas express para profes en apuros” con ideas de dinámicas y actividades que podemos hacer en clase:
El pez arcoíris:
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El punto:
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Vaya rabieta:
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Interesantisimo estas, no se como llamarlas, a las emociones. Qué gran idea la maleta que esplendida las gafas y que mas decir…todo este blog es muy muy interesante…Qué pena haber llegado tarde en edad para ponerlo en practica!
Muchas gracias!!
¡Muchas gracias! 🙂
¡Qué divertida la maleta! ¡Lo voy a poner en práctica ya!
¡Ya nos explicaras, Sheila! Muchas gracias.
Genial la entrada!!! En relación con lo que comentáis que cada uno sentimos distinto ante el mismo estímulo os cuento una experiencia que tuve en un curso-taller con Anna Llenas que me pareció muy interesante: se le da a cada uno un papel con una emoción (hay dos de cada) y sin que nadie más lo lea, se hace un dibujo para expresar esa emoción. Después se ponen todos los dibujos juntos y se intentan aparear y descubrir que emoción representan. Muy interesante!!!!
¡Nos parece súper interesante, Judith!! Muchas gracias por compartir tu experiencia 😉
¡Muy buenas ideas! Me encantan las gafas para trabajar la empatía
¡Muchas gracias, Gina!